lunes, 20 de diciembre de 2010

Arrastrados por el alcohol

Arrastrados por el alcohol

Dos hispanos dan testimonio de las nefastas consecuencias de su adicción y de cómo lograron hallar una salida.

La vida de Mónica M. se desvanecía entre el tequila y la cocaína. Los continuos maltratos de su esposo la arruinaban. Moisés M., por su parte, también perdía todo –dinero, familia y empleo– por culpa del alcohol.
Historias como las de estos dos mexicanos son los duros testimonios que a diario llegan a Alcohólicos Anónimos (AA), una organización que este mes de julio cumplió 75 años de existencia y que ayuda a personas como ellos a salir de su adicción.

“Entre los hispanos los problemas con el trago llegan por la soledad, en otros casos por timidez. El trago nos pone eufóricos y nos ayuda a olvidar tantos problemas legales o familiares que tenemos que enfrentar”, aseguró Luis M., coordinador del Comité de Información Pública de Alcohólicos Anónimos en Georgia.

En el estado, esta organización cuenta con 27 grupos en español a los que acuden más de 300 hispanos que, como Mónica y Moisés, se hundían en el alcohol.

Los golpes de la adicción

Mónica declaró que empezó a tomar para olvidar el horror al que fue sometida desde muy pequeña. Tras ser violada con solo 13 años y luego abandonar al bebé fruto del abuso, conoció al hombre que casi la arruina.
Isidro, su marido, era alcohólico, drogadicto y, según el testimonio de Mónica, la arrastró a un mundo de humillación, vejaciones y agudo sufrimiento.

“Me violaba, me golpeaba y me insultaba. Las palizas eran diarias. Mis hijos no me conocieron con el rostro bien; tenía la cara amoratada y ensangrentada y la boca chueca. Muchas veces me aventaba ollas de comida hirviendo”, contó Mónica, rehabilitada desde hace 18 años. “No solo me destruyó el rostro, sino la vida y la autoestima”.

Por su parte, Moisés visitaba a diario las cantinas de Atlanta y tomaba hasta que prácticamente perdía el conocimiento. Él reconoció que al principio lo hacía porque se divertía y le gustaba el efecto, pero llegó un momento en el que se convirtió en una obsesión y no podía parar.

Su esposa y sus dos hijos lo abandonaron y volvieron a Chihuahua, según Moisés, cansados de sus borracheras. De igual forma, perdió su trabajo como contratista de pintura, por lo que la situación económica se puso muy difícil.

“Cuando andaba borracho ya nada me valía pero, claro, te metes en más líos y, cuantos más tenía, más bebía para olvidarlos y así hasta que te ves sin salida”, dijo el mexicano, quien dejó el trago hace más de siete años.
Entre los problemas que tuvo que enfrentar Moisés fueron dos DUI (Driving Under the Influence) –por conducir embriagado– que pusieron en riesgo su futuro en este país.

“Me retiraron mi licencia y la policía de Gwinnett me colocó en el carro un dispositivo. Si yo tomaba, el carro no se prendía”, contó este inmigrante sin papeles.

“El problema de los alcohólicos es que no nos damos cuenta de que lo estamos perdiendo todo”.

Herencia destructiva

La persona alcohólica, coincidieron los entrevistados, arrastra a toda la familia a una vida de dolor y sufrimiento. Detrás de un alcohólico, aseguró Luis M., hay un hogar roto.

“Gracias a la droga y al alcohol me olvidaba de mi sufrimiento”, dijo Mónica. “Me olvidaba de que mis hijos tenían que comer, que los tenía que cuidar. Yo los odiaba en aquel momento porque eran una carga muy pesada para mí”.

Mónica dijo que nunca tuvo palabras amables con ellos ni les dio el amor que necesitaban. “Y así crecieron, en un ambiente hostil con una familia disfuncional”, comentó.

Ahora, tres de sus siete hijos tienen problemas de adicción a las drogas y al alcohol, de acuerdo con la mujer. Dos de ellos se encuentran en la cárcel por ese motivo.

Pero mientras se alejaba de la adicción, Mónica pudo darse cuenta de cómo sus hijos estaban pagando las consecuencias de la vida que había llevado.

“Es muy duro ver a un hijo en lo más bajo, sin dignidad y sin nada. Tuve que ser la espectadora de la destrucción de la vida de mi hijo”, recordó con tristeza. “No les supe guiar, no supe llenar sus vacíos ni darles el cariño necesario, y cuando intenté ayudarles ya era demasiado tarde”.

Luz de esperanza

Muchos alcohólicos quieren decir basta a su adicción y buscan ayuda para recuperar su salud.

Mónica tuvo que sufrir dos infartos y varios intentos de suicidio para hacerlo. Así llegó a Alcohólicos Anónimos en México, donde consiguió no solo desengancharse de sus adicciones sino, según cuenta, recuperar su autoestima y su vida.

“Hasta que no llegue a los grupos de ayuda no fui consciente de que tenía una enfermedad”, comentó.
Mónica recuerda todavía emocionada como las palabras de apoyo y el cariño del grupo la hacían llorar porque “nunca antes me había sentido importante para nadie; ni para mis padres, ni para mi esposo”.

Moisés, por su parte, recuerda emocionado cómo el 8 de marzo de 2003 empezó su nueva vida en la oficina de Alcohólicos Anónimos de Norcross.

“Llegué con verdadera necesidad de dejar de beber cuando ya había perdido todo. Las crudas morales y las físicas me tenían descontrolado. Económicamente no podía seguir así”, narró.

Ahora el mexicano recuperó la comunicación con sus hijos, la confianza de su ex esposa y su trabajo. Por ello ve con optimismo su vida en Atlanta y está feliz de poder ayudar a otros con su testimonio en AA.

“Mis hijos han venido a visitarme y todo eso lo he conseguido gracias al programa. Si yo no hubiera dejado de beber quién sabe lo que sería de mi vida”.

Mónica, por su parte, habla con orgullo de sus nietos y asegura que no quiere desperdiciar esta segunda oportunidad que le ha regalado la vida. Ahora vive feliz con su esposo Isidro, también rehabilitado, al que consiguió perdonar ya que el programa le enseñó “que él era una persona enferma, una persona controlada por el alcohol y las drogas y que nunca me quiso hacer daño”.

Mónica, Moisés y Luis están involucrados con la Oficina Intergrupal Hispana de la organización Alcohólicos Anónimos, donde ayudan a muchas personas a salir de su adicción.

Mónica aconseja a aquellas personas con problemas que busquen ayuda, que no sientan vergüenza y acudan a una organización como Alcohólicos Anónimos en donde les tenderán una mano.

“Si yo pude, ellos también podrán”, expresó con optimismo. “Nunca es tarde”.

Se omitieron los apellidos de los entrevistados para proteger su identidad.

Una adicción superable

Alcohólicos Anónimos (AA) es uno de los grupos que ayudan a la comunidad hispana de Georgia a superar la dependencia al alcohol. La ayuda es gratuita, en español y se respeta el anonimato de los asistentes.

En AA los miembros deben seguir 12 pasos de recuperación, durante los cuales el alcohólico recibe apoyo y comprensión para olvidarse del trago.

Para AA, el alcoholismo es una enfermedad que no tiene cura pero sí recuperación.

“Recomiendo acudir a 90 sesiones y si en ese tiempo no sientes la necesidad de dejar el trago, de cambiar, de empezar una vida nueva, es que probablemente este programa no es para ti”, dijo Luis M., coordinador del comité de información pública de AA en el estado.

Luis hizo hincapié en que en el camino es muy importante sentirse identificado con otros alcohólicos, compartir experiencias con ellos y seguir los consejos de quienes han pasado por lo mismo, así como de los seres queridos.

“La familia nos da consejos, pero nosotros no escuchamos”, dice Luis M.

Precisamente el apoyo familiar es fundamental para conseguir con éxito abandonar la adicción al alcohol. Por eso, organizaciones como Al-Anon (para familiares) y Alateen (para adolescentes) prestan ayuda a quienes también conviven con el problema en casa.

Cuestión de salud

Estos pueden ser algunos de los efectos negativos del excesivo consumo de alcohol:

» Problemas cardiovasculares: aumento de la tensión arterial y problemas en el corazón
» Cirrosis: degeneración del hígado
» Pancreatitis
» Cáncer de estómago, garganta, laringe y esófago
» Úlcera gástrica
» Impotencia sexual en los hombres y frigidez en las mujeres
» Envejecimiento prematuro
» Lagunas de memoria que no se recuperan
» Depresiones, delirium tremens y epilepsia
» Enfermedades mentales graves como las psicosis
» Demencia por el alcohol
» Pensamientos suicidas
» Rechazo de los demás
» Despido laboral
» Soledad
» Ruina económica
» Mala higiene
» Agresiones, violencia
» Cárcel
» Separaciones
» Maltratos físicos y psicológicos
Fuente:www. aa.org

¿Borracho, yo?

De acuerdo con el National Council of Alcoholism, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a la prevención y rehabilitación del alcohol, usted podría tener problemas con el alcohol si responde de manera afirmativa a al menos tres de las siguientes preguntas:

» ¿Pierde tiempo de trabajo o de estudio por beber?
» ¿Bebe porque siente timidez cuando está con otras personas?
» ¿Bebe para sentir más confianza?
» ¿Usted bebe solo?
» ¿Su forma de beber afecta su reputación?
» ¿Bebe para escapar de los problemas?
» ¿Siente culpa por su forma de beber?
» ¿Le molesta cuando alguien le dice que bebe mucho?
» ¿Necesita beber cuando tiene una salida u otro motivo social?
» ¿Tiene problemas financieros o económicos a causa de su forma de beber?
» ¿Tiene una sensación de poder cuando bebe?
» ¿Ha perdido amigos desde que comenzó a beber?
» ¿Sus amigos beben menos que usted?
» ¿Bebe hasta finalizar la botella?
» ¿Alguna vez ha tenido una pérdida completa de la memoria a causa de su forma de beber?
» ¿Alguna vez fue llevado al hospital por exceso de bebida?
» ¿Se molesta cuando lee o escucha estudios o conferencias acerca del alcohol?
» ¿Piensa que tiene problemas con el alcohol?

En cifras

14 millones de personas en Estados Unidos son adictos al alcohol o toman con demasiada frecuencia
75 mil personas mueren al año en Estados Unidos por causas relacionadas con el alcohol
52% de las muertes en accidentes de tránsito son por manejar bajo la influencia del alcohol
4 veces mayor es el número de arrestos de hispanos por manejar embriagado (DUI) que de blancos o afroamericanos
39% de los suicidios de hispanos en Estados Unidos es por causas relacionadas con el alcohol

Datos del National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA) y el centro de Control de Enfermedades (CDC)

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