domingo, 12 de junio de 2011

El tabaquismo y sus causas

Cuando se habla de una adicción las personas imaginan de inmediato a los consumidores de las drogas mayormente conocidas sin tener en cuenta que la nicotina tiene igual poder adictivo y sus mecanismos son similares a cualquier otra droga tal y como lo explica la teoría de la farmacodependencia.

La adicción a los productos derivados del tabaco es la más extendida. Su aceptación cultural considera a su consumo en primer lugar como una fuente de placer y en segundo como un simple vicio o mala costumbre. Se ha determinado que los cigarrillos y otros productos de tabaco, tales como cigarros puros, tabaco para pipa o rapé (en polvo), son adictivos y que la nicotina es la droga del tabaco causante de adicción. Además, se sabe que el tabaquismo es un importante causal de accidentes cardíacos y cerebrovasculares, y ocupa los primeros lugares entre los factores que provocan cáncer. A pesar de ello, millones de personas lo consumen en sus diversas formas. La mayor parte de los consumidores regulares de nicotina son dependientes de ella.

La nicotina es un alcaloide extremadamente adictivo, que actúa como estimulante y sedante del sistema nervioso central. Su ingestión tiene como resultado un estímulo casi inmediato porque produce una descarga de epinefrina de la corteza suprarrenal. Esto estimula el sistema nervioso central y algunas glándulas endocrinas, lo que causa la liberación repentina de glucosa. El estímulo va seguido de depresión y fatiga, situación que lleva al toxicómano a buscar más nicotina.

Con el uso regular, se acumulan concentraciones de nicotina en el cuerpo durante el día, que persisten durante la noche. La nicotina absorbida al fumar cigarrillos o puros tarda solo segundos en llegar al cerebro, pero tiene un efecto directo en el cuerpo hasta por 30 minutos.

La hormona producida por la tensión nerviosa o corticosterona reduce los efectos de la nicotina, haciendo necesario consumir mayores cantidades para lograr el mismo efecto. Esto aumenta la tolerancia y lleva a una mayor dependencia. Se ha demostrado científicamente que la tensión puede ser la causa directa de una recaída a la autoadministración de nicotina después de un período de abstinencia Durante los períodos de abstinencia o de ansias de consumir nicotina, los fumadores han mostrado reducción de una gran cantidad de funciones psicomotoras y cognoscitivas, como por ejemplo la comprensión del lenguaje.

La mujer que fuma suele tener una menopausia precoz. La que fuma cigarrillos y también toma anticonceptivos orales tienen mayor propensión a padecer de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Las embarazadas que fuman corren grave riesgo de tener niños con problemas tales como bajo peso, inmadurez, trastornos de conducta y otros.

Los estudios de conducta en adolescentes explican cómo las influencias sociales, por ejemplo observar a adultos y compañeros fumando, influyen en la decisión del adolescente de comenzar a fumar cigarrillos o no.

Adicionalmente, los problemas afectan a terceros que inhalan el humo ambiental del tabaco (fumadores pasivos). Se ha demostrado que este humo causa cáncer de pulmón.

La tasa de muerte súbita es entre 2 y 4 veces más elevada que en los no fumadores. Reportes recientes relacionan directamente al tabaquismo con diversas patologías y trastornos sexuales, principalmente impotencia y frigidez.

Lo clásico de toda dependencia es la existencia de una necesidad o compulsión hacia la toma periódica o continuada de esa sustancia

En la base de toda farmacodependencia coinciden siempre 3 constantes:

A). La existencia de un producto psicoactivo cuyos efectos se consideran merecedores de ser reexperimentados. Una sustancia es psicoactiva si produce cambios perceptibles en el humor, en la cognición o en la conducta; la nicotina reúne plenamente estos criterios.

B) La instauración de un condicionamiento de tipo operante en el que el fármaco actúa como elemento reforzador: la conducta de autoadministración queda condicionada por sus consecuencias, es decir, por sus efectos, y tiende a perpetuarse. Con el tiempo la conducta va haciéndose menos voluntaria, con lo que disminuye  o desaparece el control existente sobre ella.

C) La existencia de diversos estímulos que se presentan simultáneamente a la administración de la sustancia y que quedan asociados a ella o a sus efectos.

Dependencia del tabaco (de la nicotina)

No todos los fumadores son dependientes de la nicotina, algunos son simples consumidores regulares que, cuando lo deseen, pueden abandonar su consumo fácilmente. Sin embargo, esto no es lo que ocurre a la mayor parte de los fumadores; poco después de intentar reducir o eliminar el consumo de tabaco, la mayoría de ellos vuelve a sus niveles habituales de consumo. La nicotina es la sustancia responsable de la dependencia que ocasiona el tabaco.

El grado de dependencia que produce la nicotina es variable, y depende por una parte del producto que se consuma y por otra de la relación que se establezca entre la persona y el tabaco.

Relación fumador-tabaco

El momento, lugar, situación, circunstancias y condiciones de preparación pueden quedar  íntimamente asociados con los efectos de la nicotina. Cada fumador tiene su propia historia y los efectos psicoactivos de la nicotina pueden ser utilizados con diversos fines: afrontamiento de situaciones de estrés o incertidumbre, como recurso para engañar el hambre, como herramienta para relacionarse con otras personas, para buscar concentración en el trabajo, etc. Conocer qué aporta el tabaco a cada fumador es una de las claves de la prevención de recaídas y, por tanto, una herramienta básica para realizar un tratamiento adecuado.

La nicotina se encuentra entre las sustancias más adictivas conocidas. Esto viene refrendado por los siguientes hechos: a) presenta alta adictividad en los modelos animales de administración; b) quienes buscan tratamiento por su adicción a la heroína, cocaína o al alcohol afirman que dejar de fumar les resulta al menos tan difícil como abandonar su droga problema; c) tras levantarse, uno de cada 6 fumadores enciende su primer cigarrillo antes de que transcurran 5 min, y la mitad antes de la media hora; d) un 50% de los fumadores nunca ha permanecido 7 o más días sin fumar en los últimos 5 años y un 30% no lo ha estado nunca; e) los fumadores suelen mostrar patrones típicos de consumo, y f) pese a sus deseos e intentos por abandonar el tabaco, sólo la mitad de aquellos que han sido fumadores regulares se convierten en ex fumadores.

Cronicidad

No se puede dejar de fumar en una hora. Una decisión se puede tomar en un segundo o menos, pero conseguir los cambios necesarios de conducta es un proceso bastante más largo. Es un proceso de deconstrucción y de aprendizaje.

Los tratamientos farmacológicos se aplican solamente durante 2-3 meses, período en el que han demostrado eficacia. Esto no quiere decir que el proceso terapéutico no pueda y no deba ser continuado con el fin de evitar las recaídas. Las causas de recaídas suelen ser distintas al principio y al final del tratamiento. Al principio, predominan los estímulos condicionados y la posible presencia de sintomatología de abstinencia. Pasados unos meses, adquieren más relieve la sensación de poder controlar el consumo.

¿Cuándo deja un fumador de ser dependiente? No se sabe. A medida que pasa el tiempo se va adquiriendo mayor control y los estímulos van perdiendo su fuerza asociativa; con el tiempo, los deseos de fumar son menos frecuentes, menos intensos y más controlables.

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