viernes, 3 de junio de 2011

Sueños diluidos en el alcohol - La Opinión

Asistentes a una reunión de Alcohólicos Anónimos. Foto Gerardo Romo/EDLP

NUEVA YORK.— Según un estudio médico publicado en el "Journal of Drug Issues", y presentado hace unos años en Nueva York, durante la reunión científica anual de la Asociación Sociológica Americana, las dificultades que encuentran para adaptarse a una cultura y un país nuevo llevan con frecuencia a los inmigrantes hispanos a abusar de las drogas y el alcohol.

El sociólogo Scott Akins, de la Universidad Estatal de Oregón, que analizó a los inmigrantes latinos en el noroeste de Estados Unidos, afirma que "las dificultades que enfrentan los inmigrantes pueden alimentar una adicción ya existente o detonar el abuso de sustancias."

El estudio agrega que los inmigrantes enfrentan presiones como el aprendizaje del idioma, la búsqueda de casa y dos o más trabajos, mientras a menudo enfrentan la soledad.

Este fue el caso de Alexis, de 23 años, cuando llegó a Estados Unidos hace cuatro años. "Yo creo que lo que me llevó al alcoholismo fue la soledad, la pérdida de la familia. Me sentía muy solo en esta ciudad, no estaba con mis hermanos, no tenía a nadie y me deprimía y eso era lo que me empujaba a seguir consumiendo para tratar de no sentirme solo".

Otros, como Miguel, de 28 años, admiten que la bebida se ha convertido en un obstáculo para lograr sus sueños en Estados Unidos, a donde emigró hace siete años. "Yo vine aquí con esa ilusión de poder ahorrar para tener algo en mi país y mejorar la vida de mi familia, pero no fue así, porque desgraciadamente me tope con el alcohol y las drogas y así mi vicio fue empeorando más y más".

Para Emilio, otro inmigrante latino de 26 años, que llegó a EE.UU. cuando tenía 14, la bebida también lo llevó casi a la ruina. "Al pasar la semana de trabajo me iba a divertir y gastaba todo el dinero en bebida y me quedaba sin nada. Gastaba hasta el dinero de la renta y al otro día venían los sentimientos de culpabilidad".

La doctora Usha Tandon, directora médica del programa de Dependencia química del hospital Elmhurst, en Queens (Nueva York), también asegura que los jóvenes inmigrantes caen en el alcoholismo porque tienen mucha presión y estrés por ser aceptados en la cultura estadounidense. "Tienen conflictos en casa, con su propia cultura y tradiciones. Tienen presiones económicas, desempleo; hay muchas familias rotas y separadas, también problemas de educación", dijo la psiquiatra.

Según los expertos, las personas que beben en exceso no solo ponen en riesgo sus trabajos, relaciones y seguridad financiera, también pueden perder la vida debido a accidentes y problemas de salud.

"La adicción al alcohol es igual a cualquier otra enfermedad médica crónica, como diabetes e hipertensión, por ello deben ir y buscar tratamiento", exhorta la doctora Tandon.

Sobre el consumo

Aquellas personas en riesgo de desarrollar alcoholismo abarcan:

•Hombres que tomen 15 o más tragos a la semana

•Mujeres que tomen 12 o más tragos a la semana

•Cualquier persona que tome cinco o más tragos por ocasión al menos una vez por semana

Una copa o trago se define como una botella de cerveza de 12 onzas, un vaso de vino de 5 onzas o una 1 ½ onzas de un trago de licor.

Consumo casual: por lo menos un trago de alcohol en 30 días.

Consumo intenso: más de dos tragos por día.

NUEVA YORK.— Según un estudio médico publicado en el "Journal of Drug Issues", y presentado hace unos años en Nueva York, durante la reunión científica anual de la Asociación Sociológica Americana, las dificultades que encuentran para adaptarse a una cultura y un país nuevo llevan con frecuencia a los inmigrantes hispanos a abusar de las drogas y el alcohol.

El sociólogo Scott Akins, de la Universidad Estatal de Oregón, que analizó a los inmigrantes latinos en el noroeste de Estados Unidos, afirma que "las dificultades que enfrentan los inmigrantes pueden alimentar una adicción ya existente o detonar el abuso de sustancias."

El estudio agrega que los inmigrantes enfrentan presiones como el aprendizaje del idioma, la búsqueda de casa y dos o más trabajos, mientras a menudo enfrentan la soledad.

Este fue el caso de Alexis, de 23 años, cuando llegó a Estados Unidos hace cuatro años. "Yo creo que lo que me llevó al alcoholismo fue la soledad, la pérdida de la familia. Me sentía muy solo en esta ciudad, no estaba con mis hermanos, no tenía a nadie y me deprimía y eso era lo que me empujaba a seguir consumiendo para tratar de no sentirme solo".

Otros, como Miguel, de 28 años, admiten que la bebida se ha convertido en un obstáculo para lograr sus sueños en Estados Unidos, a donde emigró hace siete años. "Yo vine aquí con esa ilusión de poder ahorrar para tener algo en mi país y mejorar la vida de mi familia, pero no fue así, porque desgraciadamente me tope con el alcohol y las drogas y así mi vicio fue empeorando más y más".

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