Huyen del alcohol - La Raza

  Trabajan en conjunto para controlar el alcoholismo.Foto: Belhú Sanabria/La Raza 1/1 Chicago. -De acuerdo con el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), cada año mueren 79 mil personas en este país a causa del abuso del alcohol, lo que bien lo convierte en la tercera causa de muerte relacionada con el estilo de vida en EE.UU.
Y en el caso particular de los jóvenes en Chicago, según un estudio reciente de Healthy Hermosa Coalition, los barrios que presentan mayor porcentaje de jóvenes hispanos inmersos en el alcoholismo son el vecindario de las Empacadoras con un 47.2%, seguido de  Hermosa con 46.1%, Humboldt Park con 43.8% y La Villita con  40.9%.  
INFLUENCIAS FATALES
Si camina entre la avenida Kostner y la calle 26, un despliegue de anuncios de bebidas alcohólicas entretiene la vista a más de un transeúnte, pero si se detiene a observar cuál de ellos es dedicado exclusivamente a la prevención sobre el alcoholismo, en los jóvenes, bien podría llevarse una sorpresa, porque no los hay.
Por esta razón, jóvenes del barrio de La Villita a través de la Universidad Popular decidieron unir esfuerzos para trabajar en contra del alcoholismo en los jóvenes mediante la campaña denominada, “Mantente sobrio, Mantente fresco”; pero no conformes con ello, elaboraron un documental en el 2010, que fue dirigido por el periodista Vicente Serrano bajo el título: “A ‘Minor’ Buzz a Major Issue”.
Según Anayasin Vásquez, asistente de director de la Universidad Popular, la idea del filme era fomentar el diálogo entre padres e hijos.
“Quisimos que este documental sirviera como medio para que los jóvenes pudieran expresar qué es lo que los induce a tomar y también para crear conciencia en los padres porque a veces, ellos mismos están presentándole la bebida a sus hijos a temprana edad”, señaló.
El documental se enfocó en tres componentes que ellos consideran que los induce a tomar. Uno fue el mercadeo de compañías de licor. “Los muchachos hicieron una encuesta y descubrieron que hay demasiada publicidad con respecto a licores” dijo Vásquez.
El otro es la cultura. En las fiestas de cumpleaños, bautizos, quinceañeras y bodas se ofrece alcohol  y “es muy común en nuestra cultura ver que los padres le digan a sus hijos a los 13 y 14 años: ‘tómate una cerveza porque ya eres hombre’”, comentó.
También están las amistades. La gente con quien ellos andan en algunos casos, los inducen a beber. Si no tomas no estás en el grupo, no eres “cool”, no eres persona con la que nosotros queremos andar y es por tal motivo que para no sentirse excluídos caen en las garras del alcohol.
“EN MI CASA NO PASA”
       El grupo de jóvenes de Universidad Popular continúa promoviendo el “slogan” (frase publicitaria) “En mi casa no pasa”.
“Van a pedir a los padres que coloquen el ‘slogan’ en la ventana de sus casas y en la parte de atrás va a decir: ‘prohibida la venta de alcohol a menores’”, indicó Omar Aguilera, coordinador del programa de jóvenes de la  universidad.
Según información de Universidad Popular, los menores de entre 8 y 18 años de La Villita, son siete veces más propensos a mirar un anuncio de alcohol que cualquier joven de otra comunidad en Chicago y también del Medio Oeste. Asimismo, de 54 restaurantes que se encuentran sobre la calle 26, 37 establecimientos están vendiendo alcohol.
 “Los camiones que reparten alcohol han invertido en La Villita más de 200 mil millones en publicidad cervecera. Los jueves y viernes traen casi 800 cajas repletas de cerveza, y eso se va como ‘espuma’ llegado el fin de semana. Ellos saben que al hispano le gusta tomar y el dinero no es algo que le falta cuando se trata de consumir alcohol”, aseveró Aguilera.
CUIDADO CON LOS “RUNNERS”
“Empecé a consumir alcohol a los 14 años. Todo empezó en una fiesta, estaba junto con mi hermano, cuando pasaron las ‘chelas’, quise sentirme parte del grupo, así que cogí una y después otra cerveza y desde ese día se me hizo costumbre el consumir alcohol hasta que llegué a cumplir los 20 años y decidí enrumbar mi vida hacia algo diferente. Quiero ser maestro en el futuro”, contó a La Raza, Saúl García, quien vive en La Villita y es líder del grupo de jóvenes Ollin del Proyecto de Educación Comunitaria Telpochcalli.
 “A veces se piensa que para pasarla bien se  tiene que tomar; no se necesita beber licor para tener buen tiempo con los amigos. Deben haber más mentores, para que les inculquen a los menores a que no se dejen influenciar por otros, sino que más bien tomen sus propias decisiones”, señaló García.
Ernesto Morales, de 20 años, recuerda que a sus 14 años ya fácilmente se bebía una caja de cerveza.
“Era fácil encontrar a alguien que me comprara las cervezas, a ellos se les conoce en los barrios como los ‘runners’- corredores-  ellos están prestos a comprarle licor a los jóvenes por algo a cambio, ya sea dinero, cigarros o cualquier otro vicio; pero también están los hermanos, amigos mayores de edad, que te hacen el favor de comprar licor o a veces hasta los propios padres hacen estas cosas, porque no lo ven como algo malo”, dijo.
“A los jóvenes no les gusta oír sobre el alcoholismo por boca de sus padres; lo más efectivo es que jóvenes hablen con otros jóvenes. El alcoholismo siempre te lleva a una forma de violencia”, añadió Morales, quien es voluntario en  su comunidad y pertenece a una banda de rock pesado de La Villita.
“Si vez en las comunidades latinoamericanas, el 70 por ciento de las personas que viven ahí, no tienen trabajo; sin embargo, el alcoholismo surge de manera acrecentada, porque donde existe pobreza hay alcoholismo”, mencionó Henry Cervantes, coordinador de Liderazgo Juvenil de Telpochcalli.
“Los jóvenes que comienzan a beber a temprana edad están más propensos a volverse alcohólicos que los jóvenes que esperan hasta los 21 años para empezar a tomar licor”, dijo en entrevista con La Raza Elsa Chaparro, coordinadora de Proyectos de Healthy Hermosa Coalition.
 Cuando los jóvenes hispanos comienzan a beber de forma excesiva empiezan hacer cosas que los puede llevar a peligros extremos, como el tener choques y mantener relaciones promiscuas. Cabe señalar que la causa de muerte número uno en accidentes de tránsito, es a consecuencia de manejar en estado de ebriedad.
SEÑALES DE CUIDADO
El estudio hecho por Healthy Hermosa Coalition revela también que el 35% de las veces los jóvenes consiguen el licor en las fiestas, bautizos, quinceañeras y graduaciones; el 24% de las veces a través de amigos y el  13% de las ocasiones en la casa de los padres.
“Por eso hay que crear conciencia en los padres, ya que muchos tienen alcohol en la casa a simple vista de los menores”, remarcó Chaparro.
Julia Romero, supervisora del programa de tratamiento para jóvenes del Sistema Alternativo de Cuidado de Salud (H.A.S.), manifestó que cuando una persona está usando drogas no sólo afecta a la persona sino también a la familia y a la comunidad porque, “al estar bajo  la sustancia de cualquier droga es más propenso hacer actividades ilegales y de no pensar antes de actuar”.
De acuerdo con expertos en salud, el cerebro de los jóvenes no está completamente desarrollado sino hasta la edad de 30 años, lo que quiere decir, “que no puede medir a cabalidad las consecuencias de las cosas”, manifestó.
Para determinar si una persona es dependiente habrá que presentar como mínimo tres síntomas por un periodo de 12 meses. La tolerancia; lo que significa cuánto demora tu cuerpo para intoxicarse, cuánto es la cantidad que tomas diariamente y si es todos los días. La dependencia; es decir, cuánto la persona está invirtiendo para conseguir el alcohol. Si vemos que es bastante tiempo, entonces esto es un síntoma para indicar dependencia. Y la Pérdida de memoria,  ya que hay personas que cuando toman, luego no se acuerdan de lo que han hecho.
En H.A.S. se atiende a menores de 12 a 18 años que estén pasando por este problema. De los 81 jóvenes con que cuenta el programa, sólo 21 son mujeres y el resto son varones, quienes en su mayoría asisten por tener problemas con el sistema judicial.
 Hay diferentes niveles de tratamiento: puede ser un paciente ambulatorio; existe el tratamiento intensivo, donde el paciente tiene que ir no menos de nueve horas por semana; y el nivel de residencia donde se van a vivir allá, por un periodo de entre tres y seis meses.
 “Muchos de los jóvenes que vienen por abuso de alguna droga la cambian por el alcohol- por tratarse de una droga legal-. De los 81 niños que tenemos, te diría que 51% han reportado que sí están tomando y  la mayoría no llega a los 18 años. Los que más licorerías tienen son los barrios latinos y afroamericanos y también son los que están con mayor índice de pobreza”, expresó Romero.
La mayoría de padres hispanos, ven el darle licor a sus hijos como algo que es parte de la cultura, pero cuando se les pregunta ‘¿cómo fue la relación con tus padres?’, nos llegamos a enterar que fue el mismo procedimiento, la misma manera que sus padres los trataron, ellos ahora lo están haciendo con sus hijos. No se rompe el ciclo, sino que   va de generación en generación”, puntualizó. Tweet var fbShare = {url: 'http://www.impre.com//laraza/noticias/locales/2011/5/12/huyen-del-alcohol-255671-1.html',title: 'Huyen del alcohol',size: 'large',google_analytics: 'true'}Chicago. -De acuerdo con el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), cada año mueren 79 mil personas en este país a causa del abuso del alcohol, lo que bien lo convierte en la tercera causa de muerte relacionada con el estilo de vida en EE.UU.
Y en el caso particular de los jóvenes en Chicago, según un estudio reciente de Healthy Hermosa Coalition, los barrios que presentan mayor porcentaje de jóvenes hispanos inmersos en el alcoholismo son el vecindario de las Empacadoras con un 47.2%, seguido de  Hermosa con 46.1%, Humboldt Park con 43.8% y La Villita con  40.9%.  
INFLUENCIAS FATALES
Si camina entre la avenida Kostner y la calle 26, un despliegue de anuncios de bebidas alcohólicas entretiene la vista a más de un transeúnte, pero si se detiene a observar cuál de ellos es dedicado exclusivamente a la prevención sobre el alcoholismo, en los jóvenes, bien podría llevarse una sorpresa, porque no los hay.
Por esta razón, jóvenes del barrio de La Villita a través de la Universidad Popular decidieron unir esfuerzos para trabajar en contra del alcoholismo en los jóvenes mediante la campaña denominada, “Mantente sobrio, Mantente fresco”; pero no conformes con ello, elaboraron un documental en el 2010, que fue dirigido por el periodista Vicente Serrano bajo el título: “A ‘Minor’ Buzz a Major Issue”.
Según Anayasin Vásquez, asistente de director de la Universidad Popular, la idea del filme era fomentar el diálogo entre padres e hijos.
“Quisimos que este documental sirviera como medio para que los jóvenes pudieran expresar qué es lo que los induce a tomar y también para crear conciencia en los padres porque a veces, ellos mismos están presentándole la bebida a sus hijos a temprana edad”, señaló.
El documental se enfocó en tres componentes que ellos consideran que los induce a tomar. Uno fue el mercadeo de compañías de licor. “Los muchachos hicieron una encuesta y descubrieron que hay demasiada publicidad con respecto a licores” dijo Vásquez.
El otro es la cultura. En las fiestas de cumpleaños, bautizos, quinceañeras y bodas se ofrece alcohol  y “es muy común en nuestra cultura ver que los padres le digan a sus hijos a los 13 y 14 años: ‘tómate una cerveza porque ya eres hombre’”, comentó.
También están las amistades. La gente con quien ellos andan en algunos casos, los inducen a beber. Si no tomas no estás en el grupo, no eres “cool”, no eres persona con la que nosotros queremos andar y es por tal motivo que para no sentirse excluídos caen en las garras del alcohol.
“EN MI CASA NO PASA”
       El grupo de jóvenes de Universidad Popular continúa promoviendo el “slogan” (frase publicitaria) “En mi casa no pasa”.
“Van a pedir a los padres que coloquen el ‘slogan’ en la ventana de sus casas y en la parte de atrás va a decir: ‘prohibida la venta de alcohol a menores’”, indicó Omar Aguilera, coordinador del programa de jóvenes de la  universidad.
Según información de Universidad Popular, los menores de entre 8 y 18 años de La Villita, son siete veces más propensos a mirar un anuncio de alcohol que cualquier joven de otra comunidad en Chicago y también del Medio Oeste. Asimismo, de 54 restaurantes que se encuentran sobre la calle 26, 37 establecimientos están vendiendo alcohol.
 “Los camiones que reparten alcohol han invertido en La Villita más de 200 mil millones en publicidad cervecera. Los jueves y viernes traen casi 800 cajas repletas de cerveza, y eso se va como ‘espuma’ llegado el fin de semana. Ellos saben que al hispano le gusta tomar y el dinero no es algo que le falta cuando se trata de consumir alcohol”, aseveró Aguilera.
CUIDADO CON LOS “RUNNERS”
“Empecé a consumir alcohol a los 14 años. Todo empezó en una fiesta, estaba junto con mi hermano, cuando pasaron las ‘chelas’, quise sentirme parte del grupo, así que cogí una y después otra cerveza y desde ese día se me hizo costumbre el consumir alcohol hasta que llegué a cumplir los 20 años y decidí enrumbar mi vida hacia algo diferente. Quiero ser maestro en el futuro”, contó a La Raza, Saúl García, quien vive en La Villita y es líder del grupo de jóvenes Ollin del Proyecto de Educación Comunitaria Telpochcalli.
 “A veces se piensa que para pasarla bien se  tiene que tomar; no se necesita beber licor para tener buen tiempo con los amigos. Deben haber más mentores, para que les inculquen a los menores a que no se dejen influenciar por otros, sino que más bien tomen sus propias decisiones”, señaló García.
Ernesto Morales, de 20 años, recuerda que a sus 14 años ya fácilmente se bebía una caja de cerveza.
“Era fácil encontrar a alguien que me comprara las cervezas, a ellos se les conoce en los barrios como los ‘runners’- corredores-  ellos están prestos a comprarle licor a los jóvenes por algo a cambio, ya sea dinero, cigarros o cualquier otro vicio; pero también están los hermanos, amigos mayores de edad, que te hacen el favor de comprar licor o a veces hasta los propios padres hacen estas cosas, porque no lo ven como algo malo”, dijo.
“A los jóvenes no les gusta oír sobre el alcoholismo por boca de sus padres; lo más efectivo es que jóvenes hablen con otros jóvenes. El alcoholismo siempre te lleva a una forma de violencia”, añadió Morales, quien es voluntario en  su comunidad y pertenece a una banda de rock pesado de La Villita.
“Si vez en las comunidades latinoamericanas, el 70 por ciento de las personas que viven ahí, no tienen trabajo; sin embargo, el alcoholismo surge de manera acrecentada, porque donde existe pobreza hay alcoholismo”, mencionó Henry Cervantes, coordinador de Liderazgo Juvenil de Telpochcalli.
“Los jóvenes que comienzan a beber a temprana edad están más propensos a volverse alcohólicos que los jóvenes que esperan hasta los 21 años para empezar a tomar licor”, dijo en entrevista con La Raza Elsa Chaparro, coordinadora de Proyectos de Healthy Hermosa Coalition.
 Cuando los jóvenes hispanos comienzan a beber de forma excesiva empiezan hacer cosas que los puede llevar a peligros extremos, como el tener choques y mantener relaciones promiscuas. Cabe señalar que la causa de muerte número uno en accidentes de tránsito, es a consecuencia de manejar en estado de ebriedad.
SEÑALES DE CUIDADO
El estudio hecho por Healthy Hermosa Coalition revela también que el 35% de las veces los jóvenes consiguen el licor en las fiestas, bautizos, quinceañeras y graduaciones; el 24% de las veces a través de amigos y el  13% de las ocasiones en la casa de los padres.
“Por eso hay que crear conciencia en los padres, ya que muchos tienen alcohol en la casa a simple vista de los menores”, remarcó Chaparro.
Julia Romero, supervisora del programa de tratamiento para jóvenes del Sistema Alternativo de Cuidado de Salud (H.A.S.), manifestó que cuando una persona está usando drogas no sólo afecta a la persona sino también a la familia y a la comunidad porque, “al estar bajo  la sustancia de cualquier droga es más propenso hacer actividades ilegales y de no pensar antes de actuar”.
De acuerdo con expertos en salud, el cerebro de los jóvenes no está completamente desarrollado sino hasta la edad de 30 años, lo que quiere decir, “que no puede medir a cabalidad las consecuencias de las cosas”, manifestó.
Para determinar si una persona es dependiente habrá que presentar como mínimo tres síntomas por un periodo de 12 meses. La tolerancia; lo que significa cuánto demora tu cuerpo para intoxicarse, cuánto es la cantidad que tomas diariamente y si es todos los días. La dependencia; es decir, cuánto la persona está invirtiendo para conseguir el alcohol. Si vemos que es bastante tiempo, entonces esto es un síntoma para indicar dependencia. Y la Pérdida de memoria,  ya que hay personas que cuando toman, luego no se acuerdan de lo que han hecho.
En H.A.S. se atiende a menores de 12 a 18 años que estén pasando por este problema. De los 81 jóvenes con que cuenta el programa, sólo 21 son mujeres y el resto son varones, quienes en su mayoría asisten por tener problemas con el sistema judicial.
 Hay diferentes niveles de tratamiento: puede ser un paciente ambulatorio; existe el tratamiento intensivo, donde el paciente tiene que ir no menos de nueve horas por semana; y el nivel de residencia donde se van a vivir allá, por un periodo de entre tres y seis meses.
 “Muchos de los jóvenes que vienen por abuso de alguna droga la cambian por el alcohol- por tratarse de una droga legal-. De los 81 niños que tenemos, te diría que 51% han reportado que sí están tomando y  la mayoría no llega a los 18 años. Los que más licorerías tienen son los barrios latinos y afroamericanos y también son los que están con mayor índice de pobreza”, expresó Romero.
La mayoría de padres hispanos, ven el darle licor a sus hijos como algo que es parte de la cultura, pero cuando se les pregunta ‘¿cómo fue la relación con tus padres?’, nos llegamos a enterar que fue el mismo procedimiento, la misma manera que sus padres los trataron, ellos ahora lo están haciendo con sus hijos. No se rompe el ciclo, sino que   va de generación en generación”, puntualizó.  1

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